Siendo joven, Mario Alonso Puig, doctor, conferenciante, coach y escritor, se enamoró de los animales a través del gran naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. Ha convivido con perros prácticamente toda su vida. Tuvo varios mastines leoneses, como él define, “cariñosos, dóciles y valientes”. Hoy es Rex, un golden retriever de 7 años, el que convive con él, su mujer Isabela y sus tres hijos. En este encuentro, Puig comparte su punto de vista sobre la naturaleza, el ser humano y el cambio climático.
¿Qué aprendes a través de tu perro Rex?
Cómo perdona sin resentimiento. Me explico. Cuando me levanto de madrugada para ir al baño y le piso la cola, porque estoy medio dormido, él mueve el rabo, no se enfada, no se molesta. Aprendo serenidad, cercanía y yo diría que hasta bondad. Creo que los animales verdaderamente tienen mucho que enseñarnos Tenemos que tratarles con cariño, con cercanía y evitar en la medida de lo posible que sufran.
Cuál es tu reflexión respecto al cambio climático.
Hace muchos años, cuando asistí a una conferencia que daba Al Gore sobre el cambio climático, salí completamente impactado. Diría que es de las conferencias que más me han impactado en la vida. Él no contaba cosas, él mostraba imágenes sobrecogedoras de la NASA. Empezó a hacer una serie de predicciones sobre la violencia de los ciclones, la violencia de los huracanes, las inundaciones, las sequías… etcétera, que nos guste o no, se está cumpliendo. He tenido también la suerte de coincidir en dos eventos distintos con Mario Molina, Premio Nobel de Química y uno de las personas que ha estado asesorando en el tema del cambio climático. Y lo que él dice es muy claro, en el cambio climático influye la mano del hombre. Pero aunque no influyera, ¿qué es eso de maltratar a la naturaleza, quemar los bosques masivamente, echar plásticos de cualquier forma o tirar residuos tóxicos al mar?
Si, ¿no te parece que es una agresión a uno mismo?
¡Claro! El error para mí radica en que no nos sentimos parte de la naturaleza, que nos sentimos separados. Los nativos, en los distintos continentes, hablan del concepto de Gaia, de la Tierra como un organismo vivo, un ente pensante, y no un conjunto de “objetos”. A la Tierra hay que tratarla con respeto y con mimo. Yo creo que lo que ocurre es que hay mucha arrogancia y que como somos seres creativos, pensamos que lo podemos resolver todo. ¡Ojo! Claro que somos muy creativos, pero no sólo influye la creatividad, influye el corazón. Si uno tiene un corazón mezquino, por muy creativo que sea, siempre le va a importar más su interés particular que el conjunto. Tenemos que hacer una reflexión bastante seria y tomar las cosas de otra forma, porque es un tema que puede alcanzar proporciones muy graves dentro de no muchos años.
Quizás el problema radica en que no sabemos realmente quiénes somos
En Bután, que es el único país en el mundo con huella de carbono negativa y el 60 por ciento del bosque está protegido por la propia Constitución, hablan de tres divisiones. La primera es la división con uno mismo. Nos hemos separado de nuestra verdadera esencia. Como dices, no sabemos quiénes somos. En segundo lugar, nos hemos separado de los demás. No vemos a los demás como seres humanos igual que nosotros, con sus preocupaciones, sus ilusiones, sus angustias, etc. Y en tercer lugar, no vemos la naturaleza como parte nuestra, ni a nosotros como parte de ella. Nos hemos dividido. Entonces, ¿cómo se nota eso? Primero, con montones de trastornos psicológicos. No vivimos de acuerdo a quién somos, con lo cual el personaje toma más relevancia que la persona ¿Con los demás? Con la violencia, el maltrato de unos con otros, las guerras… ¿Y con la naturaleza? Con el descuido del planeta y como consecuencia, el cambio climático.
Entonces ¿qué es lo que podemos hacer?
Necesitamos solo una cosa, expandir nuestro nivel de conciencia con voluntad de hacerlo, dejando la peana de la arrogancia y acercarse a las cosas con una mirada un poco más curiosa. Sólo cuando uno vea una realidad un poco diferente a la que creía, puede tomar responsabilidad. Conforme haya más personas que sean sensibles a este tema, yo creo que las cosas pueden mejorar. Al Gore en aquella ocasión, era en 2006, justo antes de estrenar su documental “An Inconvenient Truth” (Una Verdad Incómoda), dijo, “habrá muchas personas que dirán que esto no es verdad, hasta que sea tan obvio que esas mismas personas dirán bueno, es verdad, pero ya no se puede hacer nada”. Siempre hay algo que hacer ¿será suficiente? No lo sabemos, pero la única manera de saberlo es hacerlo.
Una entrevista de María Talavera