Al igual que Saramago, he aprendido a no intentar convencer a nadie, porque el trabajo de convencer es una falta de respeto y un intento de colonización del otro. Pero sí que me gusta mostrar la experiencia y visión de aquellos, en los que su activismo, me genera admiración y mucha empatía; como es el caso de Nathalie Poza.
Espero que les aporte reflexión sus respuestas, porque una gota de agua no es un mar, pero un mar sin una gota de agua no es el mismo mar.
Ortega y Gasset decía que la belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora. ¿Dónde reside la belleza?
No sabría explicar o definir la belleza. Sé cuando la siento, sé que la busco, en la música en la naturaleza, en los libros, en la calle…
Normalmente se revela de manera imprevista: son instantes de conexión con la vida, con lo que nos rodea. Está por todas partes; hay que abrir los sentidos.
Brigitte Bardot me dijo que en los ojos de un animal ella encontraba a Dios ¿qué encuentras tú en ellos?
Los animales miran desde un lugar puro y verdadero porque participan de la vida, no se mecanizan, tienen continuidad de existencia, nosotros la interrumpimos o nos la interrumpen desde niños.
Supongo que artistas y grandes escritores como Kafka daban voz a los animales deseando entender cómo viven.
Nosotros no hemos aprendido a vivir y nos hemos separado de la naturaleza.
Particularmente, entiendo el arte más que como un propósito como un estado. Más allá del público ¿qué te aporta ser actriz?
Se actúa por necesidad. Supongo que la necesidad de ser todo menos uno mismo, para volver a uno mismo habiendo jugado a ser otros.
Por eso parecemos inmaduros los actores, porque nos negamos a perder la curiosidad.
¿Consideras que ser vegano es imprescindible en la lucha para frenar el maltrato animal?
Dicen los niños protagonistas de ‘Animal’, la última película de Cyril Dion, que si las paredes de los mataderos fueran de cristal, todos seríamos veganos.
Lo que es imprescindible es tomar conciencia del origen de lo que consumimos, que la mayoría de los animales que llegan al supermercado vienen de campos de concentración está más que demostrado. No pasa nada por cambiar de hábitos si ni siquiera son beneficiosos para nuestra salud.
«La basura que tiras en el mar regresa a ti. Más del 70% del pescado que comemos, tiene residuos de plástico» Céline Cousteau ¿Tenemos un problema en nuestra forma de consumir?
Nos han convertido en máquinas de consumo compulsivo, pero llega una nueva era: las nuevas generaciones no quieren un planeta sin animales con olor a gasolina y contaminación.
No son los políticos los que limpian las playas de plásticos, ni los dueños de Coca Cola, son los activistas que deberían estar bañándose en esas playas.
Gandhi decía que la grandeza de una nación, se puede juzgar por la forma en la que trata a sus animales. ¿Tú crees que en este sentido es España una gran nación?
No. Falta concienciación y voluntad política, pero se van dando pasos y parten de la ciudadanía por supuesto.
España es líder europeo en asuntos como la pesca de arrastre, es muy decepcionante.
Animales somos todos, la pregunta no sería ¿pueden hablar? sino ¿pueden sufrir? Y aunque casi todo el mundo sabe la respuesta, son muchos los que siguen maltratando a los animales ¿Crees que es un problema educacional o de naturaleza humana?
Por supuesto que es educacional. Somos víctimas del único sistema que se nutre de destruir su medio de vida.
Un trabajador de una macro granja de conejos que cobra 300 euros al mes sólo puede deshumanizarse para mantener un trabajo que consiste en torturar y matar cientos de animales al día, como se tenían que deshumanizar los nazis en los campos de concentración.
¿Y a ti qué te importa de verdad?
Volver a humanizarnos. Es tiempo de reparar el daño.
Una entrevista de Ana Quintana
Solo por inscribirte ya estarás colaborando con los animales y el planeta. Recibirás noticias, recetas veganas y un sin fin de ofertas.