Oscar Aranda
Estudió Biología en la Universidad de Guadalajara, y a pesar de su pasión por los peces de arrecife, decidió dedicarse a proteger y defender a las tortugas marinas, tras ser testigo del cruel y trágico destino de una de ellas
para su consumo en el mercado ilegal en el año 2000. Fue así como fundó una ONG y lideró un exitoso proyecto de conservación que con el paso de los años ganó una importancia mediática nacional e internacional que le llevó a ser reconocido por la CNN como “Héroe defensor del planeta” en el año 2010.
Su trabajo le llevó a enfrentarse a traficantes de huevos, autoridades corruptas y narcotraficantes, quienes deseaban evitar el interés mediático que el proyecto suponía. Tras descubrir y denunciar públicamente una compleja red de policías dedicados al saqueo y tráfico de huevos de tortuga fue amenazado de muerte. A continuación te explicamos lo que significa ser «Héroe defensor del planeta»
Un Héroe en la Lucha por el Planeta
En un mundo que enfrenta desafíos ambientales sin precedentes, surge un nuevo tipo de héroe: el defensor del planeta. Este valiente individuo se alza como un guardián de la naturaleza, comprometido a proteger y preservar los recursos naturales que sustentan la vida en la Tierra. A través de su pasión, dedicación y acciones, este héroe trabaja incansablemente para enfrentar la crisis climática, detener la pérdida de biodiversidad y abogar por prácticas sostenibles en todos los aspectos de la vida humana.
Inspirando el Cambio a Nivel Global
El impacto de un héroe defensor del planeta no se limita a una región o comunidad. Su ejemplo resuena en todo el mundo, inspirando a otros a unirse a la causa y adoptar un enfoque más consciente hacia el medio ambiente. A través de campañas de concientización, educación y activismo, este héroe motiva a las personas a hacer cambios positivos en sus vidas cotidianas, desde reducir el uso de plásticos hasta promover la energía renovable. Al liderar con el ejemplo y alentar la acción colectiva, el héroe defensor del planeta se convierte en un faro de esperanza en tiempos de desafío ambiental.
Forjando un Futuro Sostenible
El héroe defensor del planeta no solo se enfrenta a los desafíos actuales, sino que también está forjando un camino hacia un futuro sostenible y resiliente. A través de la innovación, la colaboración y la advocación, este héroe está creando un legado que perdurará más allá de su propia presencia. Su compromiso inquebrantable con la causa ambiental está dejando una huella profunda en la historia, recordándonos a todos que cada uno de nosotros tiene el poder de marcar la diferencia. Con el planeta en crisis, el héroe defensor del planeta nos muestra que la acción individual puede catalizar un cambio colectivo que asegure un futuro más brillante para las generaciones venideras.
Entrevista a Oscar Aranda
Usted dice que “Si no somos conscientes de lo que tenemos no lo podemos cuidar” En un mundo donde todavía muchos creen que el cambio climático es una moda ¿Cuál es su propuesta?
Creo que la mejor herramienta para cambiar nuestro rumbo y volver a conectar con la naturaleza es transmitir amor hacia la naturaleza, y eso se consigue hablando con el corazón, transmitir más emociones y menos datos científicos. La sencillez de la información es esencial. Recuerdo que desde joven me apasionaban los documentales, los libros ilustrados y las revistas de ciencia popular. ¿por qué? Porque eran fáciles de entender y difíciles de olvidar. Tras hacerme biólogo, me propuse utilizar un lenguaje sencillo y desde entonces he evitado en lo posible utilizar términos científicos de difícil comprensión durante las charlas, cursos y talleres que he dado. Hay que hacer que la gente se sienta cómoda hablando de ciencia.
Las plantas son esos seres vivos tan desconocidos… ¿Cuál cree que es el mayor descubrimiento científico sobre las plantas?
En el libro cuento que cuando era niño me impresionó mucho descubrir que las plantas podían sentir, oír y comunicarse. Desde entonces ya no pude verlas con los mismos ojos. Como son incapaces de trasladarse de un sitio a otro como la mayoría de los animales, han tenido que ingeniárselas para sobrevivir. Gracias a eso hay tantas y tan distintas unas de otras. Charles Darwin descubrió que las plantas duermen, sienten, se mueven y afirmaba que sus raíces funcionan como cerebros. Ahora se sabe que tenía razón, y que además sus raíces funcionan como un gran sistema de comunicaciones en el que cada árbol del bosque está interconectado. Algo así como nuestro internet. Lo que más admiro de ellas es su capacidad de crear alianzas con otras plantas y animales, como hacer que un ejército de hormigas las defienda o pedir ayuda a las avispas para combatir una plaga de orugas. Estoy seguro que apenas estamos rascando la superficie y que los mayores descubrimientos están por llegar.
Wolfgang Fassbender apela al sufrimiento del pulpo cuando es capturado para animar a sus lectores a que no lo consuman ¿Qué cualidad destacaría sobre estos animales?
Hay que convivir con un pulpo para entender que dentro de ese cuerpo tan extraño hay un ser inteligente. No se si era la forma como utilizaba sus brazos y ventosas para inspeccionarme o si era su profunda mirada de gato que evidenciaba su insaciable curiosidad. Lo cierto es que después de ese encuentro con uno en un arrecife mexicano me hice su más ferviente admirador. No me sorprende que quienes les estudian se vuelvan locos, incapaces de comprender cómo es que un pariente de los caracoles y almejas puede solucionar complejos puzzles y sabotear experimentos. Tal vez la explicación está en sus nueve cerebros y la forma en que éstos procesan la información.
¿Qué es la planteligencia?
Es una palabra que me inventé para definir lo que en el mundo científico llaman “Neurobiología vegetal”. De alguna forma todas las plantas, desde la más pequeña hasta el árbol más grande, son conscientes de sí mismas y de lo que ocurre a su alrededor. Puede resultar impactante en un primer momento, pero hay muchísimos estudios que lo avalan. Son expertas en engatusar a los animales, en cazar y en defenderse, pero también tienen su lado sensible y generoso. Un gran ejemplo son las flores y los frutos, que no son otra cosa que un sabroso premio para quienes les ayudarán a reproducirse y a dispersar sus semillas. Otra historia son las raíces de los árboles en un bosque, que se enredan unas con otras como si de un abrazo se tratara, y que les sirve para intercambiar información y nutrientes. ¡Eso es ser planteligente!
Las plantas, desde la más pequeña hasta el árbol más grande, son conscientes de sí mismas y de lo que ocurre a su alrededor.
Su defensa de las tortugas y sus huevos le llevaron a abandonar México por las amenazas de ciertos grupos que se dedican al tráfico de especies. ¿Dónde cree usted que radica el error del ser humano?
Siempre hay que ver las dos caras de la moneda. Así como había gente dedicada a matar tortugas marinas y robar sus huevos, también había muchas personas que luchaban con todas sus fuerzas para evitarlo. Fue esa gente buena la que me salvó la vida, y creo que lo mismo ocurrirá con la humanidad.
Nuestro error es, en mi opinión, que nos olvidamos que somos parte del planeta y que estamos inevitablemente conectados a él. Todo lo que hacemos nos afecta a todos y debemos dejar de mirar hacia otro lado. Nos hemos desconectado. Cuando aceptemos que todos los seres vivos sienten el mismo miedo y dolor que nosotros, cuando entendamos que los animales y las plantas tienen el derecho a vivir sus vidas tranquilamente, entonces enmendaremos nuestros errores y viviremos en armonía con la naturaleza.
¿Cómo empezó su reflexión y curiosidad acerca de los derechos de los animales?
En el libro cuento algunas imprudencias que pudieron llevarme a la muerte, y creo que he llevado un ejército de ángeles cuidándome las espaldas, incluso bajo la superficie del mar. Sin duda cuando algo te pasa te vuelves más sensible, y he presenciado muchas injusticias hacia los animales. Pero si debo mencionar algún momento en el que algo en mi mente hizo “clic”, mencionaré dos casos. El primero ocurrió en la escuela cuando tendría unos 12 años. Tras una copiosa lluvia, los niños mayores se pusieron a patear sapos como si fueran pelotas. Sentí una gran impotencia cuando no pude hacer nada, y a partir de entonces, cuando llovía atraparlos antes para ponerlos a salvo. El segundo ocurrió cuando, realizando un recorrido nocturno por la playa en busca de nidos de tortugas marinas, presencié como mataban y despiezaban a una hembra que había salido a poner sus huevos. Fue una experiencia desgarradora, y a partir de ese momento me dediqué en cuerpo y alma a defenderlas, protegerlas y a enseñar a la gente la importancia de su conservación.
¿Cuáles cree que serían las acciones legales adecuadas a medio y largo plazo para avanzar en un derecho para los animales no humanos?
Creo que, sin duda debe haber una legislación más dura y específica en cuanto al maltrato y el bienestar animal, con un especial énfasis hacia los animales y plantas silvestres y los ecosistemas donde viven. De poco sirve proteger a un animal si no se cuida el hábitat donde encuentra refugio y alimento. Aunque aún queda un largo y sinuoso camino por recorrer, llevamos un buen rumbo y ya se han dado pasos importantes. Ahora la gente está más sensibilizada y ya no tolera ni los abusos ni a los abusones. Aún así, hay que trabajar muy duro en sensibilizar más a la gente, pues nosotros somos los mejores defensores de la naturaleza.
Háblenos un poco sobre “El lenguaje secreto de la naturaleza” ¿Cuál es la intención de su libro?
En este libro cuento la vida de algunos animales y plantas y mis aventuras con ellos. Cuento de forma anecdótica cómo es que estos animales, sin importar que se trate de una hormiga, una gaviota o un cocodrilo, tienen fascinantes similitudes con nosotros los humanos como que tienen familia y que toman decisiones continuamente. Hablo de algunos de los animales y plantas con los que convivimos tan de cerca como en nuestra propia casa, y también de otros más salvajes y misteriosos con los que he tenido la suerte de convivir como las orcas, las tortugas marinas y las ballenas. Todos ellos tienen vidas emocionantes, conmovedoras e incluso divertidas, como que hay mariposas con mal carácter, moscas cotillas, primates escupidores, insectos bibliófagos y árboles-hormiga. Aunque parezca a simple vista que son muy distintos a nosotros los humanos, al final compartimos con ellos una esencia que nos hace a todos iguales. Mi intención es despertar curiosidad en el lector y que simpatice con todos los seres que nos rodean.
Un llamamiento para aquellos que aún siguen tirando basura al océano…
Me sorprende que aún haya escépticos y negacionistas, pues la basura está en todas partes. Si vamos a la playa veremos colillas de cigarrillos en la arena y trozos de plástico flotando en el agua. No se diga si nos ponemos gafas y nadamos un poco. Los plásticos como envoltorios de golosinas, tapones de refresco y muchísimas cosas más tienen colores muy atractivos para un ave o un pez, y se lo comen. Los plásticos transparentes flotan como lo hacen las medusas y las tortugas marinas se los comen también. Muchos plásticos están hechos para “deshacerse” en trozos muy pequeños, lo que los convierte después en partículas invisibles para el ojo humano, pero siguen ahí. Todos esos invertebrados y peces que consiguen su alimento filtrando el agua, no tienen más opción que comérselos, sin importar que se trate de un pequeño boquerón o un tiburón ballena. A esas personas que creen que no es su problema, les pediría que al menos investigaran un poco, pues les guste o no, el cambio climático y la contaminación nos afecta a todos por igual.
Una entrevista de Ana Quintana
Fotografía: Javier Ocaña