Según un estudio publicado por The British Journal of Occupational Therapy, el 81% de las personas con depresión aseguraron sentirse mejor después de tejer. Además, la investigación afirma que este proceso creativo otorga beneficios similares a los de la meditación.
Pero, ¿qué tienen en común tejer y meditar? Según algunos especialistas, las actividades creativas -como tejer, pintar, tocar el piano o esculpir, por ejemplo- pueden ayudar a personas que sufren de ansiedad, depresión o hasta dolores crónicos.
¿A qué se deben estas sensaciones de paz y felicidad? Según los especialistas, tanto tejer como otras actividades creativas, hacen que nuestros cerebros liberen dopamina, un químico que funciona como un «anti-depresivo natural”.
La dopamina, un neurotransmisor presente en nuestro cuerpo, se activa cuando estamos haciendo algo que nos gusta y nos genera placer. Sin embargo, el placer de la creatividad va aún más allá del momento de creación. Al ver terminada la pieza que hemos hecho con nuestras propias manos, también recibimos nuevas dosis de este químico que nos hace sentir tan bien.
LUIR, «EL SECRETO DE LA FELICIDAD»
Además, muchos vinculan los beneficios de la meditación con el estado zen al que llegamos cuando realizamos alguna actividad creativa y con nuestras propias manos como, en este caso, tejer.
Este estado zen fue descripto por primera vez por el psicólogo húngaro-americano Mihaly Csikszentmihalyi, quien lo denominó flow (fluir en español). Según explica, este estado de felicidad y paz interna genera, entre otras cosas, efectos similares a los de la meditación: desde reducir el estrés, hasta aliviar inflamaciones en el cuerpo.
El especialista indica que este fenómeno se da en ciertos momentos en los que nos encontramos completamente absorbidos en una actividad y llegamos a sentir que nada más importa. El flow, dice Csikszentmihalyi, es “el secreto de la felicidad”.