Estuvimos hablando con el cineasta italiano Ferzan Özpetek, no ha sido difícil hacer esta entrevista porque su último libro “Como un suspiro” es una obra de esas que hablan solas y que generan reflexión por sí mismas. Así que cualquier pregunta que pudiera hacer podría generar un prejuicio sobre la belleza e intención de esta obra. Pero aquí tienen el resultado, esperamos que les guste tanto como a nosotros.
Cuando uno lee “Como un suspiro” una historia de dos mujeres, uno no piensa si quien lo ha escrito es hombre o mujer y para mí, conseguir esto es una muestra de cómo el arte es capaz de liberar y sanar a la sociedad. ¿Era tu intención hablar sobre la posición social de la mujer o solo querías contar una historia?
Yo no tuve padre hasta los 8 años y tuve la suerte de crecer rodeado de mujeres. En todas mis películas e incluso en mi vida, las mujeres están en primer plano, porque tuve la suerte de crecer entre mujeres, como mis tías, que son personajes de mis películas.
Cuando cuentas una historia donde hay mujeres, está claro que vas a tocar argumentos importantes. La relación entre hermanas o entre madre e hija, son relaciones totalmente diferentes a las de padre/hijo. Las mujeres tienen una mentalidad abierta, una visión distinta. Son mucho más complejas, por suerte, más inteligentes, o al menos yo las veo así, aunque haya gente que me diga que estoy loco, creo que las mujeres son superiores a los hombres. Creo que detrás de esto se encuentra incluso el feminicidio, porque el hombre ve que la mujer es superior y que no llega a su altura.
Volviendo a la pregunta, tenía curiosidad por la historia dentro de mi familia. Por ejemplo, mi abuela y su hermana estuvieron peleadas mucho tiempo. Así me lo contaba mi madre, aunque no tenía claro el motivo y esto siempre me generó una curiosidad que se plasma en la novela. Dos hermanas, el entorno turco, Estambul…. Y en la última película, las dos hermanas aman al mismo hombre. Partiendo de que estas dos mujeres y las mujeres en general son más inteligentes que los hombres, me interesaba indagar en qué ocurría cuando se enamoraban. Escribí la novela sin darle muchas vueltas, pero poniendo el corazón, pensando en qué me gustaría a mí leer una tarde, generando una curiosidad por saber qué pasa después.
La primera persona que leyó esta novela fue Mina, nuestra famosa cantante, ya que con ella tengo una muy buena relación y estamos siempre en contacto. A las 14h de la tarde se la mandé y sobre las 19h me llamó diciéndome que ya la había terminado, que una vez empezó a leerla ya no pudo parar hasta terminarla y que estaba segura de que sería un gran éxito y que en lugar de una novela debería hacer una película porque sería la bomba, pero yo ya tenía un contrato firmado y tenía que ser una novela.
Tres semanas después de publicarse la novela en Italia, me llamó el director de la editorial Mondadori, me preguntó si estaba sentado y a continuación me informó de que la novela era número 1 en ventas y que era la primera vez que esto sucedía con un cineasta escritor. Llamé inconscientemente a mi hermano que ya no vive, al igual que a un amigo que falleció hace año y medio y la tercera persona que llamé fue Mina, quien me dijo que ella ya sabía que sería número 1 en ventas.
Creas dos personajes principales, mujeres sin estereotipos, seres humanos con deseo, sufrimiento y mucho amor desgarrador y profundo. ¿Son el dolor y el amor caras de una misma moneda?
El amor si es amor, no debería hacerte sufrir. El amor debe darte alegría. Antes de que conociera a Simone, lloraba mucho y me encontraba mal. Creo que el amor debe aportar cosas positivas, como la alegría.
El personaje tan perverso de esta novela lo querría como mucho para una semana, pero nunca para toda una vida. Aunque el dolor es un aspecto del ser humano que me parece excitante, no soportaría más.
Al margen de quienes te leen, personalmente, ¿para qué te sirve escribir?
Escribir no es mi trabajo principal, ni siquiera podría decir que el cine sí lo es, ya que me encanta, ir al plató, rodar…. El cine llena mi vida de muchas cosas bonitas y hermosas.
Acabo de terminar de rodar la serie “Las Hadas Ignorantes” en Estambul y me preguntaban si no estaba cansado porque hemos estado 5 meses rodando, pero tengo mucha energía porque me divierto.
Por las mañanas no tengo nada que hacer, así que me pongo delante del ordenador y escribo, si estoy viajando lo hago en las notas del móvil. Me divierto escribiendo, es diferente al cine, entro en otro mundo, juego con los personajes. Unos días escribo 3 páginas, unos días después escribo otras 8 y cuando llevo un cierto volumen como 70 páginas, se las llevo a mi editora y discutimos un rato. Lo más bonito es que estás solo con personas invisibles y esto me encanta. En cambio, en el plató hay 80 personas y tengo que tomar muchas decisiones, etc.
En “Como un suspiro” las diferentes verdades o puntos de vista de cada uno y las mentiras juegan un papel muy reflexivo en la obra. ¿Terminamos inevitablemente tropezando con la verdad?
Sí, la verdad siempre sale a la luz, algo que me gusta mucho. A mi me fascinan las personas que dicen una cosa y después hacen todo lo contrario. Estas personas te sorprenden. Los que se sirven un vino y después se besan y piensan todo lo contrario me parece fascinante en la vida. Tengo un compañero de vida que expresa ideas y cosas de forma educada y clara, pero me fascina tener 2 o 3 días con alguien que te intriga, te dice mentiras, en la fantasía una persona que te da inseguridad, alimenta tu lado más masoquista.
El planeta se queja por el consumo desmedido de los seres humanos, el consumo nos terminará consumiendo a nosotros mismos, incluso consumimos relaciones, En “Como un suspiro” escribes: “Si no quieres sufrir en el amor tienes que conocer los tiempos, la caducidad”. ¿El amor caduca inevitablemente?
Sí, pero en las relaciones hay cosas que te sorprenden. Me fascinan las personas que crees conocer hasta que sale a la luz un aspecto que no conoces. En el día a día, quieres tener una persona equilibrada que te apoya y cuando no es así y aflora nuestro lado masoquista, no lo puedes mantener en el tiempo.
Una entrevista de Ana Quintana