Estuvimos hablando con Gemma del Caño, es farmacéutica, especializada en I+D e Industria y Máster en Innovación, biotecnología, seguridad y calidad y una de las divulgadoras que mayor y más rápida proyección ha tenido en los dos últimos años.
Los ultraprocesados vegetarianos y veganos aparecen cada vez con mayor frecuencia. ¿Qué debemos saber para diferenciar un producto de calidad de otro que no la tiene?
Exactamente igual que para los ultraprocesados no veganos:
- Priorizando lo que no tenga etiquetas
- Si tiene etiqueta: el producto que lees en la lista de ingredientes, es el mismo que ves en el envase, por ejemplo: garbanzos en conserva, pues vez garbanzos vs a “fiambre vegano”: almidones, agua…
En tu libro “Ya no comemos como antes ¡y menos mal!” aseguras que ahora es mucho más seguro comprar en un supermercado, pero que a su vez, nuestra cesta de la compra está llena de productos insanos ¿A qué crees que es debido?
Creo que es una mezcla de factores, menos tiempo en general para dedicarle a comprar y cocinar. Nuestro estilo de vida es el que es, en este caso no queda otra que asumir este factor así que actuemos donde podemos cambiar, no donde no es posible. Muchísimo más acceso a la publicidad, y no sólo en la televisión, las redes sociales son inundan con publicidad, ofertas, promociones de productos insanos…, la oferta es mucho mayor, no sólo por lo que se trabaja en desarrollo de nuevos alimentos sino porque antes bajabas a la tienda de barrio y ahora la oferta del supermercado es enorme y no todos son productos de elección.
¿En alimentación tiempos pasados fueron mejores?
En seguridad alimentaria rotundamente no, pese a que el riesgo cero no existe creo que vivimos una época dorada en seguridad alimentaria en parte porque hemos aprendido de errores anteriores que hemos pagado muy caro. Admitimos los fallos, lo que no permitimos es no dar opciones para evitar que se repitan.
Si nos basamos exclusivamente en la nutrición… creo que tenemos acceso a muy buenos productos, más ahora que nunca antes, pero cuesta mucho más elegirlo. No quiero comer como comía mi abuela, pero me pensaría en comer algo que mi abuela no comería.
¿No crees que existe demasiada obsesión por contar calorías y no por conocer la calidad y beneficios del producto que hay detrás de ellas?
Hemos pasado por diferentes épocas, la de los aditivos son tóxicos (buena, esta es eterna), la de las grasas son malas, las de las calorías, las de las dietas de famosos (estas salen de vez en cuando). Me parece que ni es necesario pasarse el día contando calorías ni conocer los beneficios de producto a producto. La dieta es algo que va más allá, es un concepto que hemos tergiversado de la idea inicial de los griegos en la que lo enfocan como un estilo de vida. No hay ningún alimento que por sí mismo tenga un beneficio concreto (no curan nada, ojalá), y tampoco tenemos que hacer un drama por habernos comido un día dos pedazos de pizza pero sí tenemos que tener claro que una alimentación basada en buenos hábitos nutricionales (fruta, verdura, cereales integrales, legumbres incorporando también si se desea huevos, pescado, lácteos, carne…) sí va hacer que podamos evitar enfermedades prevenibles asociadas directamente a un estilo de vida poco saludable.
Afirmas que las dietas “no se hacen, se viven” ¿Es nuestro rápido estilo de vida un condicionante para nuestra mala alimentación?
Absolutamente pero no podemos cambiar el ritmo que llevamos así que tendremos que aprender a adaptarnos a la parte buena de la industria donde nos ofrece posibilidades de alimentación correcta, pero más rápido: conservas, legumbres en bote, verduras o pescado congelado… hay muchas alternativas, ya es hora de eliminar los mitos de los congelado o las conservas son peores, no lo son, es el “Imperio” del bien que nos facilita la vida.
¿Tienen algún tipo de culpa las empresas de azúcares y procesados?
Siempre digo que tenemos un 75% desde la industria y un 25% desde el consumidor. Desde la industria se crea, oferta, publicita… lo metemos por los ojos, disponible, barato. Lo tiene todo.
Pero también es cierto que, si dejáis de comprar, yo dejo de fabricar. Sé que es difícil, desde la industria nos sabemos todas las técnicas para que piques y justo el día que vas al super con hambre y sin lista de la compra… zas, sois nuestros. Eso hace que nos retroalimentemos. La industria necesita ética, responsabilidad y transparencia y el consumidor necesita estar informado, formado y concienciado de la responsabilidad que tiene a la hora de hacer algo tan importante como comprar alimentos.
¿Cuál es el mito más asombroso con el que te has encontrado sobre alimentación?
Nunca dejarán de sorprenderme los mitos alrededor de las frutas, hay cientos, todos falsos.
Uno de ellos es: hay que evitar comer fruta después de las 18’00. Pero bueno, qué somos, ¿gremlins? Hay que comer fruta, donde sea y cuando sea. ¿Qué han hecho las pobres frutas para que les tengan tanta manía?
Una entrevista de Ana Quintana
Foto © Older García