Decía Frida Kahlo que ella nunca pintaba sus sueños o pesadillas, sino su propia realidad.
Y en lo mismo anda Jacinta Cremades, artista comprometida con sus propias experiencias, de escritura profunda y documentada, cuyo valor artístico se puede apreciar en su novela «Regreso a París»
Jacinta es de esas raras personas en las que su bellísima expresión artística y su personalidad, tienen coherencia.
¿No se trata de eso si de arte y artistas hablamos? Ojalá les guste tanto como a nosotros su novela y su entrevista.
¿Al margen del que te lee, que te aporta escribir?
Escribir me aporta un diálogo. Yo soy hija única y al haber estado muy sola, he necesitado siempre el diálogo que me aporta la escritura y la lectura. Busco respuestas e interpretación del caos y del mundo en el que vivimos.
Lo primero que hago al levantarme muy pronto por la mañana, es tomarme un café y ponerme a escribir, para mi es una meditación.
Ortega y Gasset decía que la belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora. Para ti ¿Dónde reside la belleza?
La belleza está en las palabras, en una mirada, en la sonrisa…
“Regreso a París”, la historia de tres mujeres de padres ausentes. Tras el guion ¿Qué intención tiene tu obra?
Esta novela partió de un sentimiento personal.
Volví a París, al piso de mis padres, hace 6 años, donde había pasado toda mi infancia y estando allí me surgió una pregunta: ¿qué pasará el día que no estén mis padres? ¿Cómo lo viviré? Creo que estas preguntas fueron las que me dieron el primer impulso a escribir esta novela.
Necesito que detrás de cada historia haya una parte de corazón, de inconsciente, de sentimiento, una parte que vaya más allá de la historia; tengo que sentirla.
Dices que tenías la necesidad de recuperar tu historia. ¿Hay que saber de dónde viene uno para saber hacia dónde va?
Sí, por supuesto, además ha sido esa búsqueda de saber de dónde vengo, lo que me hace ser como soy ahora y me indica hacia dónde voy.
En “Regreso a París” nos paseas por diferentes momentos históricos, haciendo hincapié en la emancipación de la mujer. ¿Sigue teniendo sentido ser feminista en el siglo XXI?
Las mujeres debemos seguir reivindicando nuestro sitio en la sociedad. Somos muy valiosas, compaginamos nuestras vidas con lo que nos exige la propia sociedad, sin pretensión y sin esperar reconocimiento. Creo que en esto somos bastante diferentes al hombre.
En “Regreso a París” toma especial relevancia el pasado. ¿Qué poder tiene el pasado? ¿Se puede empezar de nuevo o llevamos los errores de nuestros padres en nuestra educación?
Creo que las vivencias de las generaciones anteriores, llegan a ti de alguna manera y es importante conocerlas y saber de dónde vienen para quizá apartarse de ellas. Claro que sí, cada mañana se puede empezar de nuevo.
¿Esperas algo de este libro?
Espero que ayude y espero que sea para mí un comienzo.
La Tierra se queja por el consumo irresponsable del ser humano. La gente sigue tirando basura en la naturaleza. Me decía Joaquin Araujo que el consumo nos terminará consumiendo a nosotros mismos. ¿Cuál es tu reflexión sobre el mal estado del planeta? ¿Tenemos un problema a la hora de consumir?
Sí, tenemos un problema con el consumo y las necesidades a las que nos conduce la globalización. Tenemos que saber vivir con menos y enseñar a las nuevas generaciones la importancia de aprovechar, generar, replantar y amar el maravilloso planeta en el que vivimos.