El chef del Casino de Madrid, Paco Roncero, con dos estrellas Michelin, ha dejado que el deporte le haga “libre”. “Veía que mi vida era sólo cocina y cocina, tenía mucho éxito pero me sentía vacío por dentro”, asegura. Aunque nunca se ha sentido gordo, en tres años ha dejado sus 112 kilos para ponerse en 74, y se prepara para participar en el Ironman de Lanzarote, de la mano de Diadora.
¿Cuándo vio la necesidad de cambiar de rumbo?
Sentía que había perdido, un poco, todo lo que me rodeaba: había perdido disfrutar de esos momentos, como la niñez de mis hijos, de mi familia, de mí mismo… El éxito profesional era una bola que me requería cada vez más tiempo, más tiempo, más tiempo; y pensé que esto a lo único que me llevaría sería a petar.
¿El sobrepeso le animó a elegir el deporte?
No me sentía gordo aunque pesara 112 kilos, no. Yo lo que decido es que tengo que dedicar una parte del día para mí, exclusivamente a mí. Y me pongo a correr por casualidad, por acompañar a un compañero. Necesitaba hacer algo diferente. El primer día corrí sólo 8 minutos.
¿Y qué sintió en ese tiempo?
Fueron, quizá, los 8 minutos en los que he sentido mayor libertad en toda mi vida. Unos minutos en los que me dediqué a pensar en mí, en mi cuerpo, en cada zancada que daba… No me acordé del trabajo absolutamente para nada. Vi que esto me gustaba.
«Yo siempre he sido antidieta, soy más partidario de comer con coherencia y comer de todo»
¿No lo compaginó con otra alimentación?
No. Yo siempre he sido antidieta, soy más partidario de comer con coherencia y comer de todo. Indudablemente, cuando haces deporte lo de adelgazar son Matemáticas: si consumo tantas calorías comiendo, tengo que gastar más haciendo deporte. Así que lo que hice fue comer con coherencia y organizar mis comidas.
¿A qué se refiere?
Los cocineros comemos muy mal, porque lo hacemos a deshoras y, cuando los haces así, engulles cualquier cosa. Así que ahora desayuno, almuerzo, meriendo, ceno y, si el día es muy largo, me tomo algo antes de acostarme.
Este cambio, ¿cómo ha repercutido en su vida personal?
Ese libertad me hizo ver las cosas de otra manera y dedicarle un poco más de tiempo a esa gente que te rodea y que antes no hacía, como es la familia.
¿Cree que el deporte es esencial para mantener un equilibrio físico y mental?
Para mí lo ha sido y lo es. De hecho, lo he metido dentro de mi vida como una parte más de mi trabajo. Ahora está en mi agenda, que es sagrada, al igual que está una reunión de trabajo.
Y eso del Ironman, ¿no resulta excesivo?
No quiero que vuelva a ver ninguna obsesión en mi vida, pero es cierto que el deporte también puede llegar a serlo. A los 3 años de empezar con el deporte, dicidí que no iba a ponerme más marcas porque me estaba empezando a obsesionar. El Ironman es una pequeña locura, pero lo hago para disfrutar; no me importar si lo hago en 12 o en 13 horas.
Una entrevista de Gema Eizaguirre