Jesús Chamizo es un artista que desarrolla su trabajo desde hace más de 30 años e investiga nuevas formas de expresión en diferentes ámbitos de la fotografía. En los últimos 10 años se ha centrado principalmente en el mundo de la arquitectura y el arte.
Su mirada es introspectiva, la estética de su simetría, hipnótica. Su obra refleja en esencia como solo el arte sabe hacer, la experiencia vital del artista, la búsqueda del equilibrio, del conocimiento, de la transformación y de la propia y compleja evolución del ser humano trascendiendo lo mundano.
A lo largo de su carrera ha participado en diversas exposiciones individuales y colectivas, y su trabajo ha sido reconocido con más de 50 premios nacionales e internacionales.
Comprometido con el medio ambiente, su último trabajo, “Reflexións”, pone el foco en una realidad que, como tantas otras, atenta contra los principios básicos de la sostenibilidad, tan necesarios avanzar en la lucha contra el cambio climático: las sequías en el mundo y el mal uso que el hombre hace del elemento líquido más importante para la supervivencia del ser humano, “el agua”. Una serie maravillosa que no solo te “atrapa” por su belleza, sino que una vez más, trasciende a lo evidente provocando la reflexión de quien se toma el tiempo de observar. (El título de la obra va más allá del concepto reflejo de forma sutil e inteligente).
Un auténtico lujo poder contar con su reflexión en Azul Zero ¡Gracias Jesús!
Entrevista
Tu obra reposa sobre conceptos intelectuales inherentes a la experiencia vital del ser humano, trascendiendo lo superficial. ¿Dónde nace la intención de tu obra?
Como apuntas, diría que parte de mi propia experiencia vital, unida a la forma de percibir y transcribir lo que nos rodea. Trasladando esta forma de mirar la vida a mi pasión por expresarlo a través de imágenes, en esencia es un modo de interpretar y reflexionar sobre cómo el ser humano interactúa con su entorno. En todo caso, creo que en la sociedad actual en la que vamos tan deprisa a todos lados y pasamos por la vida, casi sin tiempo para mirar, casi sin apenas verla, merece la pena ralentizarla y detenerse un momento, sencillamente para… observar. La manera en la que lo hacemos, es sumamente importante, pero lo que finalmente trasciende, más allá de la forma en la que lo expresamos, es el fondo, el concepto, la huella que dejamos en aquello en lo que intervenimos y esto es lo que le da sentido. Más que lo que acontece, lo que hacemos con lo que acontece.

La simetría es un elemento hipnótico muy presente en tu fotografía arquitectónica que, desde la antigüedad se ha vinculado al orden, la belleza y la perfección. Simetrías aparte, ¿dónde encuentras tú la belleza?
Supongo que tiene que ver con mi manera de ser. En general me siento mucho más cómodo rodeado de cierta armonía, y si no la hay, intento buscarla o construirla. Probablemente eso también te hace ver y sentir de un modo ordenado y equilibrado. Y quizás también por ese motivo, la simetría siempre me ha llamado mucho la atención, desde el Pop-Art de “Victor Vasarely”, hasta el magnetismo de las figuras imposibles del magnífico “M.C. Escher”, la coherencia de la incoherencia, la búsqueda del equilibrio, me resulta muy gratificante. Me atrevería a afirmar que estas influencias, unidas a mi forma de ser e interpretar lo que veo, hayan derivado en la forma en la que sintetizo mi trabajo y en ese sentido estético de tratar de encontrar la mejor versión de lo observado.
Tu mirada refleja la interacción del entorno con el ser humano de una forma muy introspectiva. Más allá de la profesión, ¿qué te aporta la fotografía?
La fotografía está profundamente arraigada en mi vida desde que recuerdo. Tengo la sensación de estar siempre fotografiando lo que veo, pero no necesariamente con una cámara entre mis manos. Sencillamente caminando por la calle, sentado en una terraza, observando un paisaje, en casi cualquier situación, mi mirada de un modo inconsciente busca el mejor ángulo, compone, encuadra, etc. Aunque la verdadera magia se produce cuando te colocas detrás del visor de la cámara y decides que esa escena, ese espacio, premeditadamente o no, va a trascender más allá de ese instante. Yo diría que la Fotografía me enseña a entender la vida, a aprender y crecer con ella, a… sentir y por supuesto a comunicarme. Diría que forma parte de mi modo de percibir la vida.

Háblanos de tu obra Stahlraum y los conceptos que están asociados a ella.
El concepto que mejor definiría esta serie, sería el de la transformación. “Stahlraum” significa espacio de acero en alemán (en tributo los Arquitectos austríaco-germanos, Herzog y De Meuron), que construyeron esta escalera del Caixa Forum de Madrid. Yo me he permitido intervenirla y transformarla. Desde un punto de vista práctico, una escalera, es una construcción diseñada para comunicar espacios ubicados a diferentes alturas. También se ha considerado como un símbolo de la progresión hacia el conocimiento, y desde un prisma más espiritual, como el ascenso hacia lo sagrado, de la oscuridad a la luz, la transfiguración a lo consciente y lo inconsciente. Esta serie pretende reflejar algunos de esos conceptos condensándolos en uno solo, en esa transformación interior que mueve al ser humano en diferentes planos, a veces incluso laberínticos, en su proceso de búsqueda, como un símil de nuestra propia vida, en la que a través de la transición adquirimos experiencia y conocimiento.
“La Fotografía me enseña a entender la vida, a aprender y crecer con ella, a sentir y a comunicarme”
Tienes en tu haber más de 50 premios internacionales, que incluyen el Oro Pano Awards 2019, por Open Vertical o el Oro PX3 Prix de la Photographie Paris 2022 en Fine Art, por “Reflexións”. Dejando a un lado reconocimientos, ¿qué es para ti el éxito?
Siempre es ilusionante recibir un premio y más si es un reconocimiento internacional, sería desagradecido si no lo viera así, es reconfortante y alentador, pero sobre todo debería ser esto último, para seguir ilusionándonos por lo que hacemos y alentarnos a seguir, a no conformarnos. Y refiriéndome en concreto al éxito, creo que está algo sobrevalorado, es más, tanto el éxito como el fracaso, (como apunta muy acertadamente el eminente psiquiatra Enrique Rojas Marcos) “son dos perfectos impostores y los dos tienen un precio”. Opino que debemos aprender de ambos, ser agradecidos y estar contentos por un reconocimiento, pero sin perder la perspectiva y volver a levantarnos de nuevo con más fuerza, cuando ocurre lo contrario, que, de hecho, suele ser como se aprende más. Yo por mi parte, espero seguir ilusionándome, alegrándome cuando toque y aprendiendo a levantarme una vez más, cuando toque lo opuesto.
¿Dónde termina el arte y empieza la especulación?
Esta es una cuestión compleja, me resulta difícil definir cuando acaba una y puede que comience la otra. Yo intento ser coherente con mi trabajo y consecuente con los precios, tarifas, porcentajes, etc. que dentro del mercado del arte se barajan. Otra cosa es que comparta y acepte cada una de ellas del mismo modo. Dicho esto, cómo y por qué se revalorizan o devalúan algunas piezas o por qué determinadas obras (en ocasiones y a mi juicio mal llamadas “de Arte”), de repente alcanzan unos precios desorbitados, es algo que se escapa a mi entendimiento. Y no estoy seguro que esto beneficie al arte en general, por encima de cuestiones económicas, existen otros principios y valores que deberíamos preservar. El arte es cultura y sin duda, la cultura es el mejor legado que podemos dejar, ya que nos enseña a amar y respetar todo lo que nos rodea. Es una de las bases que nos debería convertir en mejores seres humanos.

Tu compromiso con el medio ambiente queda patente en la galardonada obra “Reflexións”, descubriendo paisajes arquitectónicos originales, intervenidos por el agua. ¿Cuál es su mensaje?
Esta serie nació con la idea de mostrar espacios interiores intervenidos con elementos naturales, para hacernos reflexionar sobre el cambio climático. Finalmente, se centró en un solo objetivo, una llamada de atención para hacernos reflexionar sobre el mal uso que hacemos de un bien tan preciado y cada vez más escaso como es “el agua”. Varias noticias sobre ello llamaron poderosamente mi atención, así como la alarmante escasez en diferentes zonas de España y Europa, especialmente un artículo titulado “Si me ves, llora”: las “piedras del hambre” (que hablaba de la terrible sequía que dejaba al descubierto una antigua y siniestra advertencia esculpida en las piedras de algunos de los principales ríos de Europa. Inscripciones que se remontan a décadas y siglos atrás y que solo son visibles cuando los niveles del agua son extremadamente bajos). Por ello, quise mostrar espacios inundados, en lugar de intervenirlos con imágenes propias de una sequía y de este modo, darle la vuelta al concepto para hacernos reflexionar sobre el uso descontrolado que hacemos del agua, elemento líquido indispensable para la vida y que últimamente parece estar en rebeldía con el hombre.
¿Tu próxima exposición?
Actualmente estoy con dos proyectos, uno de ellos está casi acabado y se centra en la percepción de nuevas sensaciones que puede provocar un conocido edifico a nivel internacional, en el que, centrándome en los detalles de su piel, trato de transmitir su esencia más artística con imágenes.
El otro proyecto está en proceso, y es una continuación de “Reflexións”, interviniendo e inundando ahora otro tipo de espacios, pero con una visión más abierta y global. Considero que este es un tema de vital importancia que requiere toda mi/nuestra atención. Hay que afrontar con la seriedad y gravedad que merece, distintos factores vitales en esta escasez de agua, como son el cambio climático, la falta de bosques, la contaminación de las aguas, el derroche de agua potable (como ejemplo, la agricultura que consume el 80% del agua potable disponible), el indiscriminado consumo por el riego de parques, jardines, campos de golf (en su mayoría con agua potable).
Actualmente hay millones de personas muriendo de sed en algunas partes del mundo y mas de 300 millones enferman y mueren por la contaminación de las aguas (malaria, disentería, cólera, etc.).
A nivel individual, concienciándonos como ciudadanos con determinados y sencillos hábitos de conducta en su consumo y a nivel global, los gobiernos y los responsables políticos, con estrategias que aborden y pongan solución al problema. Tenemos que hacer algo ya y pasar a la acción. Es nuestro deber, si queremos preservar el presente y futuro de nuestro planeta.
Una entrevista de Carolina Liébana
Si te ha gustado esta entrevista igual te puede interesar la del filósofo Anselm Grün